La falta de vitamina K, que ayuda a la coagulación de la sangre, puede aumentar la propensión a los moretones.
Enfermedades hepáticas:
Problemas en el hígado, como la cirrosis, pueden afectar la producción de factores de coagulación, aumentando la tendencia a sangrar y formar moretones.
Medicamentos:
Algunos medicamentos, como los anticoagulantes y los antiinflamatorios no esteroideos (AINE), pueden aumentar la fragilidad de los vasos sanguíneos y la tendencia a los moretones.
Enfermedades de la piel:
Algunas condiciones de la piel, como la alteración del colágeno, pueden hacer que la piel sea más susceptible a los moretones.
Ejercicio intenso:
El esfuerzo físico intenso puede causar pequeños desgarros en los vasos sanguíneos, lo que puede provocar moretones.
Exposición solar:
La exposición prolongada al sol puede debilitar los vasos sanguíneos y aumentar la probabilidad de moretones.
Alteraciones hormonales:
Cambios hormonales pueden afectar la circulación y la coagulación, aumentando la posibilidad de moretones.
Cuándo consultar a un médico: