Combina agua y mantequilla en una cacerola a fuego medio hasta que la mantequilla se derrita. Agrega la harina de una sola vez y baja el fuego, removiendo vigorosamente hasta que la mezcla forme una bola que se desprenda de los lados de la sartén. Este paso elimina humedad y crea la base ideal.
3. Secar la masa correctamente
Remueve la masa a fuego lento hasta que veas una película fina en el fondo de la cacerola. Esto elimina el exceso de agua y garantiza una textura más crujiente una vez horneada.
4. Enfríe la masa antes de añadir los huevos
Deja que la masa repose unos 5 minutos antes de incorporar los huevos para que no se cocinen al contacto y se integren suavemente, logrando una textura más ligera.
5. Batir los huevos antes de incorporarlos
Bate los huevos ligeramente antes de agregarlos. Añádelos gradualmente, mezclando bien cada vez, hasta que la masa quede suave y brillante. Esto facilita una integración uniforme sin sobretrabajarla.
6. Verifique la consistencia de la masa
La masa debe ser espesa pero lo suficientemente fluida como para caer lentamente de una cuchara. Si está demasiado dura, añade un poco más de huevo batido. La consistencia correcta asegura que la masa suba y mantenga su forma.
