Cuidar la salud cerebral no comienza cuando aparecen los síntomas; empieza mucho antes. Dormir bien, mantener una alimentación balanceada, reducir el estrés y hacer ejercicio con regularidad son hábitos que protegen el cerebro. También es importante mantener la mente ocupada: leer, aprender idiomas, tocar un instrumento o simplemente conversar con otras personas son actividades que estimulan las conexiones neuronales.
Además, controlar enfermedades como la hipertensión, la diabetes y el colesterol alto es esencial, ya que afectan directamente la salud del cerebro y pueden aumentar el riesgo de deterioro cognitivo.
En resumen: la demencia no se puede prevenir por completo, pero sí se puede detectar a tiempo. Estar atento a los cambios, hablar sobre ellos sin miedo y buscar ayuda profesional puede cambiar por completo el curso de la enfermedad. No ignores esas pequeñas señales, porque detrás de ellas puede estar el inicio de algo más serio.