Cuando el retorno venoso se ve comprometido, las piernas pueden sentirse más agotadas de lo habitual, como si estuvieran cargadas de peso.
Consejo: Apoya las piernas en alto 10-15 min al día para favorecer el retorno venoso.
5. Frialdad persistente en pies o dedos, aun en ambientes templados
Una circulación deficiente puede generar sensación de frío en los pies que no se explica por la temperatura ambiente.
Consejo: Usa calcetines de material transpirable y evita que los pies permanezcan inmóviles mucho tiempo.
6. Calambres musculares nocturnos en pantorrillas o pies
La falta de un buen flujo sanguíneo puede generar microlesiones musculares o irritación nerviosa, provocando calambres inesperados durante la noche.
Consejo: Hidrátate bien, estira suavemente antes de dormir e incluye magnesio en la dieta (previa consulta).
7. Heridas, cortes o úlceras de lento cierre en pies o tobillos
La circulación deficiente retrasa la llegada de oxígeno y nutrientes a los tejidos, lo que dificulta la cicatrización.
Consejo: Revisa diariamente la piel de tus pies. Si una herida no mejora en una semana, busca evaluación médica.
8. Sensación de hormigueo, adormecimiento u “alfileres y agujas” en pies o piernas
Cuando la sangre no circula bien, los nervios pueden verse afectados y generar esa sensación incómoda.
Consejo: Evita cruzar las piernas durante largos periodos y cambia de postura con frecuencia.
9. Varices o venas prominentes acompañadas de pesadez
Aunque las varices no siempre indican fallo circulatorio grave, cuando se acompañan de hinchazón, calor o dolor podrían señalar una circulación comprometida.
Consejo: Eleva los pies al dormir y considera usar medias de compresión si el médico lo recomienda.