Este hábito promueve automáticamente mejores elecciones en alimentación, hidratación y descanso.
Mayor longevidad funcional
Mantiene fuerza y equilibrio, minimizando el riesgo de caídas y lesiones en la tercera edad.
Años extras de vida
Estudios indican que quienes caminan regularmente podrían vivir hasta 11 años más que personas sedentarias.
En resumen:
No necesitas gimnasio, equipo sofisticado ni planes exigentes: basta con empezar a caminar. Este gesto sencillo protege tu salud física (corazón, huesos y metabolismo), mental (memoria, enfoque) y emocional (estrés, creatividad), y puede prolongar tanto la cantidad como la calidad de vida.
¡Da el primer paso: tu cuerpo y mente lo agradecerán!