La piel extremadamente seca, agrietada o con úlceras puede indicar reacción adversa a la quimioterapia o infecciones subyacentes.
La aparición de erupciones dolorosas o ampollas también debe vigilarse, ya que pueden ser efectos de fármacos fuertes.
La ansiedad, depresión o cambios emocionales bruscos no deben ignorarse, porque el bienestar mental es clave en todo tratamiento de cáncer.
Los latidos cardíacos rápidos, irregulares o palpitaciones pueden indicar efectos secundarios serios de ciertos tratamientos oncológicos.
La sensación de presión en el pecho, incluso si es suave, puede ser signo de problemas cardíacos o respiratorios inducidos por medicamentos.
Finalmente, cualquier síntoma “diferente” que el paciente sienta que “no es normal para su cuerpo” debe ser reportado, porque el cáncer y sus tratamientos pueden generar complicaciones inesperadas.