Durante mucho tiempo se pensó que un accidente cerebrovascular (ACV), también llamado derrame cerebral, era una enfermedad que solo afectaba a personas mayores de 60 años. Sin embargo, la realidad actual muestra otra cara: los casos de ACV en adultos jóvenes han aumentado considerablemente en los últimos años.
Según datos de la Asociación Americana del Corazón, entre el 10% y el 15% de los episodios ocurren en personas de entre 18 y 45 años, y en la última década se ha registrado un aumento cercano al 40%.
¿Por qué está sucediendo?
Factores como el estrés constante, la falta de sueño reparador, el consumo de drogas recreativas, el uso de anticonceptivos con estrógeno y enfermedades comunes en la juventud —como la hipertensión y la diabetes— están contribuyendo a que este problema aparezca cada vez más temprano.
El mayor riesgo es que, cuando los síntomas no se reconocen a tiempo, el tratamiento se retrasa. Y en un ACV, cada minuto cuenta.