Secado minucioso, especialmente entre los dedos.
Hidratación en la planta y talones (evitar entre los dedos).
Corte recto de uñas, sin dejarlas demasiado cortas.
Para callos, usá piedra pómez suave, no intentés quitarlos de golpe.
Si hay heridas que no cierran, inflamación o dolor persistente, es importante buscar atención profesional.
Conclusión: pequeños cuidados que hacen una gran diferencia
Prestar atención a estas cinco áreas —ombligo, detrás de las orejas, axilas, ingle y pies— puede ayudar a prevenir:
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irritaciones,
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malos olores,
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molestias al caminar,
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infecciones leves,
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incomodidad social y emocional.
No hace falta cambiar toda tu rutina: basta con agregar pequeños hábitos diarios para mantener la piel sana y el cuerpo más cómodo y funcional.
Disclaimer
Este artículo es informativo y no sustituye diagnóstico, tratamiento ni recomendaciones médicas personalizadas.
Si tenés condiciones de salud preexistentes, piel sensible, heridas, infecciones, dolor persistente o dudas sobre tu situación particular, consultá siempre con un profesional de la salud.
Las rutinas de higiene deben adaptarse a cada persona según su edad, movilidad, estado de la piel y necesidades específicas.