2. Ignorar un horario de sueño regular
Tu cuerpo necesita rutinas. Acostarse y levantarse a diferentes horas cada día, especialmente los fines de semana, puede alterar tu ritmo circadiano, el reloj biológico natural. Esta inconsistencia le indica a tu cerebro que no tiene un horario fijo para descansar, lo que resulta en un sueño fragmentado y de mala calidad.
La solución: acuéstate y levántate a la misma hora todos los días, incluso los fines de semana. La regularidad es esencial para que tu cuerpo se acostumbre a dormir a una hora específica.
3. Consumir bebidas con cafeína demasiado tarde
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4. Usar el dormitorio como espacio multiusos
Para muchos, el dormitorio se ha convertido en una oficina, una sala de televisión y un rincón de lectura. La línea entre el descanso y la actividad se difumina. El cerebro empieza a asociar la cama con la vigilia y el estrés, no con el sueño. Usar dispositivos electrónicos como tabletas o teléfonos inteligentes en la cama es especialmente perjudicial, ya que la luz azul que emiten puede inhibir la producción de melatonina, la hormona que regula el sueño.
Solución: Dedica tu dormitorio a dos cosas: dormir y tener privacidad. Mantén tus materiales de trabajo, televisores y otros dispositivos electrónicos fuera de la habitación. Crea un espacio fresco, oscuro y tranquilo para indicarle a tu cuerpo que es hora de descansar.
5. Beber alcohol para conciliar el sueño
Muchas personas toman una copa de vino o una copa antes de dormir para relajarse y dormirse, pero esto es un mito peligroso. Si bien el alcohol puede causar somnolencia inicial, provoca un sueño fragmentado más tarde durante la noche. Altera el ciclo del sueño, especialmente la fase REM reparadora, lo que provoca despertares frecuentes y sensación de aturdimiento por la mañana.