La solución: Evita el alcohol al menos tres horas antes de acostarte. Si buscas un ritual relajante para la noche, prueba con un baño caliente o una infusión de manzanilla.
6. Sedentarismo diurno
La actividad física es una de las herramientas más eficaces para mejorar la calidad del sueño. La falta de actividad durante el día puede provocar nerviosismo, dificultando conciliar el sueño por la noche. Por el contrario, la actividad física regular ayuda a regular el ritmo circadiano y puede reducir el estrés y la ansiedad, dos factores importantes que contribuyen al insomnio.
La solución: Incorpora al menos 30 minutos de actividad física moderada a tu rutina diaria. Puede ser una caminata a paso ligero, estiramientos suaves o jardinería. Asegúrate de terminar tu sesión al menos unas horas antes de acostarte.
7. Ignorar los ronquidos y otros síntomas de la apnea del sueño
Los ronquidos fuertes, la dificultad para respirar o las pausas breves en la respiración durante el sueño no son signos normales del envejecimiento; son síntomas clave de la apnea del sueño, una afección grave caracterizada por interrupciones repetidas de la respiración durante el sueño. Esto priva al cuerpo de oxígeno y descanso reparador, lo que provoca fatiga, hipertensión y un mayor riesgo de infarto y accidente cerebrovascular.
Solución: No ignore estos síntomas. Consulte a su médico de inmediato para que le realice una prueba de apnea del sueño. Es una afección tratable y un diagnóstico preciso puede salvarle la vida.