Sus momentos a solas se vuelven raros
Los hábitos compartidos reflejan la complicidad. Si de repente muestra menos ganas de salir a cenar, pasear o disfrutar de noches tranquilas en casa, su atención puede estar en otro sitio.
Este desinterés progresivo puede señalar aburrimiento o, peor aún, un vínculo que se va debilitando.
Se cuida demasiado su apariencia… ¿o no?
Un perfume nuevo, ropa más elegante o visitas más frecuentes al peluquero… Estos cambios pueden reflejar más confianza en sí mismo.
Pero si se combinan con un súbito deseo de espacio personal o ausencias inexplicables, se vuelven sospechosos: ¿este cambio busca impresionar a alguien más?
Su actividad en línea se intensifica
Las redes sociales son un terreno de tentaciones ocultas. Si empieza a reaccionar exageradamente a publicaciones de desconocidos, conversar hasta tarde o seguir compulsivamente nuevas cuentas, su mente —o su corazón— podrían estar en otro lugar.
Mantente atenta sin caer en el espionaje.