Nada como las migas de pan caseras. Remoja pan viejo en leche durante unos minutos, exprímelo ligeramente para quitar el exceso y desmenúzalo en trozos pequeños. Esto no solo añade sabor, sino que ayuda a mantener las albóndigas suaves por dentro.
3. El Toque del Ajo Fresco
El ajo fresco es indispensable. Mezclado con hierbas italianas como orégano, hojuelas de pimiento rojo y perejil fresco, aporta un carácter único. No olvides sazonar con sal y pimienta para realzar todos los sabores.
4. Experimenta con el Sabor
La abuela nunca medía exactamente; un poco de esto y algo de aquello. No tengas miedo de probar combinaciones hasta encontrar el equilibrio perfecto para tu paladar.
5. El Queso Clásico
El queso rallado es otro secreto de las albóndigas italianas. Usa parmesano, Parmigiano-Reggiano o queso Romano fresco para añadir profundidad y un sabor auténtico.
6. La Humedad de la Leche
Aunque muchos creen que los huevos aportan humedad, en realidad es la leche la que suaviza la mezcla. Los huevos sirven para unir los ingredientes, mientras que la leche asegura albóndigas tiernas y jugosas.
7. Usa Tus Manos
Nada reemplaza el tacto humano. Mezcla los ingredientes con las manos limpias, sin sobretrabajar la carne. Para evitar que se pegue mientras formas las albóndigas, un poco de aceite o agua en las manos es suficiente.