Si alguna vez has compartido armario con tu pareja, quizá hayas notado algo curioso: en las camisas de mujer, los botones están a la izquierda, mientras que en las de hombre, a la derecha. Es una diferencia tan sutil que la mayoría de la gente ni se fija en ella, pero este pequeño detalle encierra siglos de historia, tradición y significado social.
Orígenes prácticos
En los siglos XVIII y XIX, el diseño de la ropa estaba estrechamente ligado a la clase social. Las mujeres adineradas rara vez se vestían solas y contaban con la ayuda de criadas o asistentes. Dado que la mayoría de las criadas eran diestras, les resultaba más conveniente que los botones estuvieran colocados en el lado izquierdo de la prenda. De esta manera, podían abotonarse con mayor facilidad mirando a su ama.
Así pues, el diseño no se creaba realmente para la mujer que vestía la prenda, sino para quien la vestía. Lo que comenzó como una elección práctica acabó convirtiéndose en una tradición duradera.