La garganta no se cierra por frío, ni por clima, ni por “nada”.
Se cierra cuando te tragaste algo que necesitaba salir.
La garganta es el puente entre lo que sientes y lo que dices.
Y cuando no dices lo que te duele, lo que te enoja, lo que te traicionó, lo que te marcó…
el cuerpo traga lo que la boca calla.
Y sí:
Se siente un nudo,
una presión,
como si algo estuviera atorado.
No es solo tensión.
Es memoria emocional.
Es una verdad guardada.
La garganta guarda lo que el corazón no pudo soltar.
¿POR QUÉ DUELE ASÍ? (SIN RODEOS)
Porque preferiste no discutir para no pelear.
Porque dijiste “no importa” cuando sí importaba.
Porque te callaste para no romper la familia.
Porque tragaste coraje para no herir a nadie.
Porque te enseñaron a aguantar, no a expresar.
La garganta es la frontera donde el cuerpo se quiebra cuando la alma ya no puede.