En numerosos hogares, sobre todo en Asia, tener un hervidor eléctrico es casi tan común como tener una olla. Su practicidad para hervir agua en cuestión de minutos lo convierte en un aliado cotidiano. Sin embargo, en muchos países del extranjero, este electrodoméstico no es tan popular. ¿Por qué sucede esto? A continuación, analizamos las razones principales que explican esta diferencia cultural y tecnológica.
1. La calidad del agua potable
Una de las razones más importantes por las que en muchos países no se hierve el agua es porque el agua del grifo es segura para beber directamente. En lugares como Alemania, Canadá, Suiza o Estados Unidos, el agua está filtrada y purificada con altos estándares sanitarios, lo que elimina la necesidad de hervirla antes de consumirla. Por lo tanto, para muchas personas en el extranjero, tener un hervidor no es indispensable.
2. Diferencias en el voltaje eléctrico
Otro factor técnico que influye es la diferencia en el voltaje de los países. Mientras que en muchas naciones asiáticas se utiliza un voltaje de 220V, en lugares como Japón, Estados Unidos o Canadá se maneja un voltaje de 110V. Esto hace que los hervidores eléctricos tarden más en calentar el agua y consuman más energía en comparación con los sistemas pensados para 220V, lo cual reduce su eficiencia y practicidad.
3. Costumbres alimentarias distintas
El consumo de té caliente es muy popular en países como Vietnam, China o Tailandia. En consecuencia, la necesidad de tener agua hervida es constante. Sin embargo, en muchas culturas occidentales, beber té no es una costumbre arraigada, y cuando se consume café, se suele preparar con máquinas especializadas que calientan el agua automáticamente. Esto elimina el uso del hervidor como un paso intermedio.