Los gatos, aunque a primera vista parezcan misteriosos e independientes, poseen un lenguaje corporal y un comportamiento increíblemente ricos. Uno de ellos —y a menudo malinterpretado— es morder a su dueño. ¿Es una señal de agresión? ¿Ha dejado de quererte? ¿O es una señal de que algo anda mal? Esto es lo que podría esconderse tras una mordedura de gato.
1. “Te quiero… ¡pero ya basta!” — una mordedura de cariño (e irritación)
Esta es una de las sorpresas más comunes para los dueños: un gato se acerca para acurrucarse, ronronea, se deja acariciar… ¡y de repente muerde! Este momento se conoce como mordedura por sobreestimulación.
Los gatos tienen la piel muy sensible y, a veces, simplemente demasiado contacto les resulta incómodo. Una mordedura es una forma de decir: “Ya basta, estoy satisfecho”.