El cáncer de páncreas es uno de los más difíciles de detectar en sus primeras etapas porque, a menudo, no presenta síntomas evidentes. Sin embargo, el cuerpo envía señales silenciosas que es importante conocer para actuar a tiempo.
Uno de los primeros síntomas suele ser el dolor abdominal sutil. No es un dolor fuerte, sino una molestia que aparece y desaparece, generalmente en la parte superior del abdomen o que se irradia hacia la espalda.
La pérdida inexplicable de peso es otra señal de alerta. Si una persona baja de peso sin dieta ni ejercicio, puede deberse a que el páncreas no está produciendo las enzimas necesarias para digerir adecuadamente los alimentos.
La falta de apetito o sensación de saciedad rápida también puede ser un síntoma temprano. El cuerpo comienza a rechazar alimentos que antes disfrutaba, especialmente comidas grasas.
La ictericia, que se manifiesta por un color amarillento en la piel y los ojos, es una señal llamativa pero a menudo aparece sin dolor. Su presencia indica que el tumor podría estar obstruyendo las vías biliares.
La orina oscura y las heces pálidas son otros indicadores silenciosos. Estos cambios en el color corporal pueden pasar desapercibidos, pero reflejan problemas en el procesamiento de la bilis.
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