Si babeas mientras duermes, es una señal que te está dando tu cuerpo.
Abres los ojos, todavía un poco nublados, y ahí lo tienes… sorpresa: tu almohada está húmeda, al igual que tu mejilla. Un poco vergonzoso, ¿verdad? Sin embargo, esta pequeña molestia nocturna es más común y reveladora de lo que crees. ¿Y si, lejos de ser un problema, fuera en realidad una señal positiva de tu cuerpo? Analicemos con más detalle un fenómeno tan natural como intrigante.
Babear mientras duerme: ¿señal de sueño profundo?
Puede que cueste creerlo, pero sí: babear por la noche puede ser prueba de que duermes… ¡profundamente! Cuando entramos en las etapas más reparadoras del sueño, nuestro cuerpo se relaja por completo, incluyendo los músculos de la cara. Como resultado, la saliva ya no fluye naturalmente por la garganta y puede terminar en la almohada. Tranquilizador, ¿verdad? Es como si tu cuerpo te dijera: “¡Por fin estás descansando lo que necesitas!”.
Una historia de posición (y gravedad)
¿Duermes boca abajo o de lado? Es la posición perfecta… para babear. La gravedad juega un papel muy simple: empuja la saliva hacia afuera. Por el contrario, dormir boca arriba suele ayudar a prevenir este efecto, ya que tragas inconscientemente con mayor facilidad.
Cambiar tus hábitos de sueño no es fácil, pero intentar dormir boca arriba, con una almohada adecuada, puede ser suficiente para limitar las secreciones nocturnas. Un consejo adicional: una almohada ergonómica puede ayudarte mucho a adoptar esta nueva postura.
¿Nariz tapada? ¡Ahí está el culpable!
Otra causa común, y menos agradable, del babeo nocturno es simplemente respirar por la boca debido a la nariz tapada. Ya sea un resfriado pasajero, una rinitis alérgica o una infección sinusal leve, cuando el aire ya no puede pasar por la nariz, la boca toma el control. Y una boca abierta significa saliva desatendida…