Cuando una persona muere, su cuerpo inicia un proceso natural, pero poco conocido: la descomposición. Y según el Dr. Viktor Ivanovik, un médico con miles de seguidores en TikTok, es precisamente ahí donde reside el problema. Aproximadamente nueve horas después del fallecimiento, bacterias normalmente inofensivas comienzan a liberarse y circular, incluso en el rostro. En consecuencia, un simple beso en los labios o la frente podría exponer a los vivos a microorganismos potencialmente dañinos.
Entre los riesgos mencionados se encuentra la posible pérdida temporal o permanente del olfato. En la mayoría de los casos, nada alarmante, pero suficiente para generar cierta preocupación.