El vínculo silencioso entre emociones reprimidas y salud física
Callar lo que sentimos no es solo una decisión emocional. Diversos estudios en psicología y psicosomática coinciden en que reprimir emociones de forma prolongada puede generar un impacto directo en el cuerpo. Aunque muchas personas creen que guardar silencio evita conflictos, el problema es que aquello que no se expresa emocionalmente suele buscar otra vía de salida, y el cuerpo suele ser el canal elegido.
Este fenómeno no es inmediato, sino progresivo. La tensión emocional sostenida activa respuestas fisiológicas que, con el tiempo, pueden afectar zonas específicas del organismo sin que la persona relacione el origen con su mundo emocional.
Qué ocurre en el cuerpo cuando reprimimos emociones