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Lavar el romero: Lava bien las ramas y sécalas completamente para evitar la formación de moho.
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Trocear el romero: Corta las ramas en trozos pequeños para que liberen más sus principios activos.
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Calentar el aceite: Coloca el aceite portador en un recipiente de vidrio resistente al calor y añade el romero.
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Infusión suave: Calienta a fuego muy bajo durante 1–2 horas, asegurándote de que el aceite no llegue a hervir (opcional: se puede usar un baño maría).
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Reposo: Deja enfriar y reposar la mezcla en un frasco oscuro durante 1–2 semanas para potenciar la extracción de principios activos.
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Filtrar: Cuela el aceite con un colador fino o gasa para retirar las ramas y almacenar el aceite limpio.
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Almacenamiento: Guarda en frascos de vidrio oscuro en lugar fresco y seco. Su duración aproximada es de 3–6 meses.
Uso del aceite de romero
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Masajea directamente sobre la zona dolorida 1–2 veces al día.
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Para un efecto más relajante, calienta ligeramente el aceite antes de aplicarlo.
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Se puede combinar con aceites esenciales de lavanda o menta para potenciar la acción analgésica y refrescante.