¿Quién no ha tenido una camiseta deformada o unos jeans arruinados después de lavarlos? Muchas veces creemos haber hecho todo bien: separar la ropa, elegir el programa correcto, añadir la cantidad exacta de detergente… y aun así el resultado no es el esperado.
La razón está en que, incluso en las lavadoras modernas, el tambor puede ser demasiado agresivo con los tejidos. El constante giro y roce va debilitando las fibras poco a poco, sobre todo si la máquina está sobrecargada o la ropa mal distribuida. Es como intentar meter demasiadas maletas en el baúl: tarde o temprano algo se daña.
El truco de las botellas plásticas
Un método inesperado pero muy efectivo consiste en colocar dentro del tambor dos botellas plásticas vacías y bien cerradas. Estas actúan como amortiguadores, reduciendo los golpes y la fricción entre las prendas. Funcionan como pequeños cojines protectores que giran junto con la ropa, ayudando a reducir el desgaste, evitar desgarros y prolongar la vida útil de las telas. Son especialmente útiles durante el centrifugado, ya que facilitan la eliminación de la suciedad sin dañar el tejido.