Las nueces y las almendras aportan grasas saludables, antioxidantes y vitamina E, un nutriente que combate el estrés oxidativo responsable del daño articular. Comer un puñado al día puede reducir brotes inflamatorios y mejorar la función articular.
La vitamina E actúa como un escudo protector contra los radicales libres, ayudando a retrasar la progresión del desgaste articular. Este beneficio convierte a los frutos secos en un aliado nutricional de alto impacto.
El aceite de oliva extra virgen es considerado un antiinflamatorio natural gracias a su contenido en oleocantal. Estudios han demostrado que este compuesto actúa de manera similar a analgésicos suaves, lo que mejora la movilidad y reduce el dolor diario.
Sustituir aceites vegetales procesados por aceite de oliva no solo mejora la salud articular, sino también la cardiovascular, creando un doble beneficio para quienes buscan bienestar integral.
La cúrcuma se ha posicionado como una de las especias más potentes para combatir la artritis. Su compuesto activo, la curcumina, tiene efectos antiinflamatorios comparables a algunos medicamentos, pero sin los efectos secundarios.
Consumir cúrcuma diariamente puede disminuir la hinchazón, la rigidez y el dolor crónico, favoreciendo una vida más activa y sin tantas limitaciones físicas.
El jengibre es otro remedio natural muy valorado por su capacidad para reducir el dolor articular. Su acción bloquea moléculas inflamatorias, aliviando molestias persistentes en rodillas, manos y caderas.
Además, el jengibre mejora la circulación y favorece la regeneración de los tejidos, lo que amplifica su impacto en personas con artritis degenerativa.