-
Calienta el aceite: Coloca suficiente aceite en una sartén y caliéntalo a fuego medio-alto. El aceite debe estar caliente, pero sin llegar a humear.
-
Añade las almendras: Cuando el aceite esté listo, incorpora las almendras crudas y remueve constantemente con una espátula o cuchara de madera. Esto permitirá que se doren de manera uniforme y evita que se quemen.
-
Freír hasta dorar: En unos 3 a 5 minutos las almendras estarán listas. Vigílalas cuidadosamente, ya que pueden pasar de doradas a quemadas en segundos.
-
Escurrir el exceso de aceite: Retira las almendras con una espumadera y colócalas sobre papel absorbente.
-
Salarlas: Mientras aún estén calientes, espolvorea con sal gruesa para que se adhiera mejor y realce el sabor.
-
Almacenamiento: Una vez frías, guarda las almendras en un frasco de vidrio hermético si no las consumes todas de inmediato. Esto mantendrá su textura crujiente.
💡 Consejos del chef
-
Puedes experimentar agregando especias como pimentón dulce, ajo en polvo o chile en polvo para dar un toque diferente.
-
Este mismo método funciona con nueces, avellanas o cacahuates, creando una variedad de snacks caseros irresistibles.