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Picá la carne y la grasa finamente o pasalas por la picadora.
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Mezclá todo con las especias, el ajo y el vino. Amasá bien hasta obtener una mezcla homogénea.
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Dejá reposar la mezcla tapada en la heladera durante 12 horas para que los sabores se integren.
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Rellená las tripas con cuidado y atalas firmemente.
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Colgalas en un lugar fresco y ventilado (sin sol directo) durante 2 o 3 semanas para que se curen.
El resultado será un salame casero con sabor intenso, textura perfecta y ese toque artesanal que enamora
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