Así podés hacer tu propio salame casero más rico que el comprado

  1. Picá la carne y la grasa finamente o pasalas por la picadora.

  2. Mezclá todo con las especias, el ajo y el vino. Amasá bien hasta obtener una mezcla homogénea.

  3. Dejá reposar la mezcla tapada en la heladera durante 12 horas para que los sabores se integren.

  4. Rellená las tripas con cuidado y atalas firmemente.

  5. Colgalas en un lugar fresco y ventilado (sin sol directo) durante 2 o 3 semanas para que se curen.

El resultado será un salame casero con sabor intenso, textura perfecta y ese toque artesanal que enamora

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