-
Elevado contenido de sodio
Si se prepara con exceso de sal o se usan caldos comerciales, el consumo frecuente puede incrementar la ingesta de sodio y elevar la presión arterial. -
Grasas saturadas y colesterol
Si el caldo incluye demasiadas partes grasas de la carne, como tejido adiposo, puede resultar alto en grasas saturadas y colesterol, afectando la salud cardiovascular si se abusa del consumo. -
Residuos o contaminantes en los huesos
Algunos estudios sugieren que huesos pueden contener trazas de metales pesados (como plomo), sobre todo si provienen de animales expuestos a contaminantes. Aunque el riesgo es bajo, se recomienda beberlo con moderación.
Tips para aprovechar mejor el caldo de res:
-
Controla la cantidad de sal: Prefiere versiones caseras sin exceso de sal y sazona de forma justa.
-
Desengrasa antes de servir: Si el caldo se enfría, la grasa se solidifica arriba; retirarla puede reducir significativamente su contenido graso.
-
Varía con otras fuentes de colágeno: Alternar con caldo de pollo, pescado o guisos vegetarianos puede aportarte variedad nutricional y menor riesgo de exceso de algún componente.
-
Consume con balance: Incluir verduras, legumbres o cereales integrales junto al caldo ayuda a mantener una dieta equilibrada y evitar un consumo excesivo de calorías o grasa.