El bizcocho de bodas ha dejado de ser un simple pastel blanco de varios pisos. Hoy es una expresión artística y una declaración de estilo personal de los novios. Las tendencias actuales en repostería nupcial combinan estética, sabor y creatividad, apostando por lo natural, lo minimalista y lo personalizado.
Una de las tendencias más populares es el “naked cake” o pastel desnudo, donde el bizcocho queda parcialmente expuesto, mostrando sus capas y rellenos. Se suele decorar con frutas frescas, flores naturales y toques rústicos, ideal para bodas campestres o al aire libre.
Otra propuesta en auge son los pasteles monocromáticos o de colores neutros, como blanco hueso, beige o rosa palo, acompañados de decoraciones metálicas (dorado, cobre) o detalles en relieve.
Las flores naturales comestibles están en auge, aportando un toque delicado y orgánico. Se colocan sobre buttercream o fondant, a menudo en composiciones inspiradas en la naturaleza.
Además, cada vez más parejas optan por formatos alternativos como torres de cupcakes, macarons o tartas individuales, especialmente en bodas íntimas. También crece la tendencia de elegir sabores menos convencionales: lavanda, pistacho, café, almendra o incluso combinaciones exóticas como maracuyá y coco.
En cuanto a la presentación, muchas novias se inspiran en modelos clásicos europeos como una tarta cremosa alemana o un bizcocho de mantequilla clásico, que permiten una decoración elegante y duradera.
En resumen, el pastel nupcial moderno es único, refinado y diseñado para contar la historia de los novios en cada capa.
¿Cómo se hace un bizcocho de bodas?
Preparar un bizcocho de bodas requiere técnica, paciencia y planificación. A diferencia de un pastel común, este debe ser resistente, sabroso, visualmente atractivo y, sobre todo, capaz de mantenerse impecable durante horas.