Frambuesas o frutos rojos frescos
Azúcar glas para decorar
Sirope de vainilla o caramelo para servir
Preparación
Paso 1: En un bol grande, mezclar la harina con la levadura en polvo y una pizca de sal. Es importante tamizar la harina para que la masa quede aireada y sin grumos. En otro bol, bate bien los huevos con el azúcar y el azúcar de vainilla hasta que la mezcla se vuelva espumosa y empiece a duplicar su volumen. ¿Ves ese color amarillo claro vibrante y esa textura cremosa? Eso promete un bizcocho esponjoso.
Paso 2: Añade poco a poco la leche y la mantequilla derretida y enfriada a la mezcla de huevo, removiendo constantemente. Es importante que la mantequilla no esté caliente para que la mezcla no se corte. Finalmente, incorpora suavemente la mezcla de harina con una espátula, moviéndola de abajo hacia arriba para que no se seque.
Paso 3: ¡Ahora vamos a preparar la crema! En un bol aparte, mezcla el queso crema con las 2 cucharadas de harina, el azúcar de vainilla y la ralladura de limón si quieres darle un toque fresco. Esta crema debe quedar suave, sin grumos, así que bátela bien con unas varillas o una batidora pequeña.
Paso 4: Engrasa un molde de aproximadamente 25 x 30 cm con mantequilla y fórralo con harina o papel de hornear. Vierte la mitad de la masa en el molde, extendiéndola uniformemente con una espátula.
Paso 5: Sobre esta capa, coloca el queso crema en una capa uniforme, pero más gruesa, usando una cuchara o espátula. Luego, cubre con el resto de la masa, con cuidado de no dejar los bordes sin cubrir. La textura resultante será increíble: una masa suave y esponjosa que contiene una crema suave y ligeramente aceitosa en su interior.
Paso 6: Hornea el pastel en un horno precalentado a 180 °C durante 45-50 minutos o hasta que la superficie esté dorada y al insertar un palillo en la masa, este salga limpio (no en la crema). Finalmente, deja que se enfríe completamente en el molde antes de cortarlo, para que la crema cuaje bien y no se extienda.
Variaciones y consejos
Para un sabor extra, puedes añadir unas gotas de esencia de vainilla o almendra a la crema.
Si no tienes queso crema, puedes usar yogur griego bien escurrido o mascarpone para una textura más suave.
En lugar de ralladura de limón, puedes añadir canela o cardamomo para darle un toque de sabor.
Para una textura más crujiente, espolvorea almendras laminadas o nueces picadas por encima antes de hornear.
Si quieres un pastel sin gluten, prueba a sustituir la harina por una mezcla especial para pastel sin gluten, manteniendo la misma cantidad.
Cómo me gusta servir este postre
Me gusta cortarlo en cuadrados generosos, dejando ver la crema como una capa sedosa en el centro. En verano, lo sirvo con frutos rojos frescos, y en invierno con una salsa de caramelo caliente o salsa de vainilla. Es perfecto con una taza de café fuerte o un té aromático, y cuando tienes invitados, este postre brillante, que luce sofisticado pero es muy fácil de preparar, siempre será un éxito.
Notas Puedes recalentarlo brevemente en el microondas antes de servir (10-15 segundos) para que la crema recupere su textura aterciopelada.
Conclusión: Me encanta esta receta porque combina la sencillez de una preparación en una sola olla con una textura exquisita y un sabor intenso, que te deleitará con cada porción.