Usa papas harinosas: son las mejores para lograr una textura más suave y esponjosa.
Tritura bien el puré: asegúrate de que no queden grumos para que los buñuelos queden lisos.
No te pases con la harina: demasiada puede hacer que queden duros; añade solo la necesaria.
El aceite debe estar caliente, pero no en exceso: si está demasiado caliente, se doran por fuera y quedan crudos por dentro.
Fríe en tandas pequeñas: así mantienen la temperatura del aceite y se cocinan de forma uniforme.
Escúrrelos bien: colócalos sobre papel absorbente para eliminar el exceso de aceite y que queden crujientes.