La mayoría de las personas ha experimentado alguna vez el dolor de muelas, una molestia que suele atribuirse a caries, infecciones o problemas en las encías. Sin embargo, no siempre su origen está en la boca. Según diversas teorías de la medicina alternativa, cada diente estaría vinculado a un órgano o sistema del cuerpo humano, y el dolor podría ser una forma de nuestro organismo de alertarnos sobre posibles alteraciones internas.
La conexión entre los dientes y los órganos
Existe una «carta dental de meridianos» que sugiere que el cuerpo humano está interconectado a través de canales energéticos. Así, un dolor persistente en un diente aparentemente sano o incluso en uno que ha sido extraído, podría estar revelando desequilibrios más profundos.
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Incisivos (dientes frontales, superiores e inferiores): están relacionados con los riñones y el sistema urinario. Su dolor puede ser indicativo de problemas como cistitis, otitis o incluso enfermedades renales crónicas.
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Caninos (colmillos): se asocian con el hígado y la vesícula biliar. Su sensibilidad puede alertar sobre afecciones hepáticas o trastornos biliares.
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Premolares (cuarto y quinto diente): vinculados a los pulmones y al intestino grueso. Pueden doler en casos de asma, bronquitis, colitis o reacciones alérgicas como rinitis.
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Molares (sexto y séptimo diente): reflejan el estado del páncreas, estómago, bazo y articulaciones. Pueden indicar gastritis, pancreatitis, úlceras, anemia, artritis o problemas intestinales.
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Muelas del juicio: se relacionan con el corazón y el intestino delgado. También se ha sugerido su conexión con desequilibrios del sistema nervioso.