Yogur griego o crema agria para servir
Perejil de chocolate o eneldo fresco para decorar
Preparación
Paso 1: Comience lavando bien los calabacines. Córtelos en rodajas gruesas, de aproximadamente 1,5 cm, manteniendo una textura generosa; ¡no queremos que queden demasiado blandos! Si los calabacines son grandes, también puedes cortarlos a lo largo; así, las rodajas serán gruesas y fáciles de sostener al servir.
Paso 2: A continuación, mezcla el queso telemea rallado con los huevos, el ajo machacado y el perejil picado. Si quieres, puedes añadir un poco de pimienta negra recién molida para darle un toque extra de sabor. El queso debe tener una textura desmenuzable, y los huevos ayudarán a que la mezcla se integre bien.
Paso 3: Ahora, calienta el aceite de oliva en una sartén antiadherente. Fríe las rodajas de calabacín por ambos lados hasta que estén doradas, crujientes por los bordes, pero jugosas por dentro. Este paso es fundamental para la textura final: el calabacín debe quedar tierno, pero no blando como un puré de patatas.
Paso 4: Una vez que se hayan enfriado un poco, unta generosamente cada rodaja con la mezcla de queso y huevo. Luego, espolvorea el pan rallado y el queso rallado por encima. Cuanto más fino esté rallado el queso, más uniformemente se fundirá y formará una irresistible costra dorada.
Paso 5: Coloca las rodajas rellenas en una bandeja de horno forrada con papel de hornear. Hornea en el horno precalentado a 180 °C durante 15-20 minutos, hasta que el queso esté bien dorado y el calabacín esté completamente tierno. Si prefieres una costra más crujiente, puedes gratinar la bandeja durante unos minutos, ¡pero ten cuidado de que no se queme!
Paso 6: Finalmente, retira la bandeja del horno y deja reposar el calabacín durante 5 minutos. Esto ayudará a que se asiente y el queso deje de estar líquido y se extienda perfectamente. Sirve con una cucharada de yogur griego y perejil picado para darle un toque de frescura y color.
Variaciones y consejos
Puedes añadir unas hojas de albahaca fresca a la mezcla de queso para un intenso sabor mediterráneo.
En lugar de pan rallado, prueba con nueces o almendras molidas para una textura diferente y un sabor extra.
Puedes sustituir el calabacín por berenjena o incluso boniato si quieres darle un toque diferente a la receta.