Si te gustan los platos picantes, añade hojuelas de chile a la mezcla de queso o espolvoréalas por encima antes de hornear.
Para una versión vegetariana más sustanciosa, puedes añadir unas cucharadas de nueces picadas a la mezcla de queso.
No escatimes en aceite de oliva al freír: ayuda a caramelizar el calabacín, pero escúrrelo sobre papel absorbente si prefieres una versión más ligera.
Cómo me gusta servir este plato
Me gusta servir el calabacín con queso como plato principal en un día caluroso de verano, acompañado de una ensalada fresca de tomate y albahaca y una copa de vino blanco refrescante. En otoño, lo preparo con una salsa tibia de crema de eneldo y una cucharada de mostaza dulce aparte para contrastar. ¡Y no olvides acompañarlo con un pan casero crujiente para mojar en la deliciosa salsa!
Notas
Puedes guardar el calabacín en el refrigerador, en un recipiente hermético, hasta por 2 días. Recalienta en el horno para mantener su textura crujiente.
Sustituir el queso telemea por mozzarella o ricotta modificará la textura y el sabor, dando como resultado un plato más suave y cremoso, pero igual de delicioso.
Conclusión: Esta receta de calabacín con queso siempre funciona porque combina las mejores cualidades de las verduras y el queso: texturas contrastantes, sabores sencillos pero intensos, y una preparación tan fácil que querrás repetirla una y otra vez, ¡sin cansarte jamás!