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- 10-12 cáscaras de ajo (lavadas para eliminar restos de tierra).
- 1 cebolla grande (con su piel, para un color más intenso).
- 2 zanahorias medianas, cortadas en trozos grandes.
- 1 rama de apio.
- 2 hojas de laurel.
- 1 trozo pequeño de jengibre (opcional, para un toque más picante).
- 8-10 granos de pimienta negra.
- 2 litros de agua.
- Sal al gusto.
Preparación
- Limpieza de las cáscaras:
Antes de empezar, asegúrate de que las cáscaras de ajo estén limpias. Puedes enjuagarlas con agua fría para retirar cualquier suciedad o impureza. - Tostado opcional:
Si deseas un sabor más profundo y ahumado, tuesta las cáscaras de ajo en una sartén seca durante 2-3 minutos hasta que desprendan un aroma intenso. - Cocción:
En una olla grande, añade las cáscaras de ajo, la cebolla (con piel), las zanahorias, el apio, las hojas de laurel, el jengibre y los granos de pimienta. Cubre con los 2 litros de agua y lleva a ebullición. - Cocción a fuego lento:
Una vez que el agua haya hervido, reduce el fuego y deja que el caldo se cocine a fuego lento durante 40-50 minutos. Esto permitirá que los sabores se desarrollen por completo. - Colado y almacenamiento:
Retira del fuego y cuela el caldo para eliminar los sólidos. Vierte el líquido en un recipiente hermético y deja que se enfríe antes de guardarlo en el refrigerador. Puedes conservarlo hasta por 5 días o congelarlo en porciones individuales para usar más adelante. -
Cómo usarlo
Este caldo es increíblemente versátil. Puedes usarlo como base para sopas de verduras, risottos o incluso beberlo solo como una infusión caliente. Es reconfortante, lleno de nutrientes y con un toque único gracias al ajo.
Consejos adicionales
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Congelación inteligente: