Científicos crean el primer riñón funcional en laboratorio, capaz de producir orina después de un trasplante.

Una vez obtenida la estructura vacía, el equipo la repobló con dos tipos celulares. Por un lado, células endoteliales humanas para recubrir los vasos sanguíneos. Por otro, células renales de neonatos de rata para regenerar las zonas responsables de la filtración y la reabsorción. Esta combinación permitió reconstruir funciones propias del riñón.

El órgano repoblado se colocó en un bioreactor especialmente diseñado. Allí se controlaron el flujo de nutrientes, la oxigenación y la presión interna, factores necesarios para que las células se adhieran y permanezcan activas. Esta etapa permitió que el riñón comenzara a producir orina en condiciones de laboratorio.

Evaluación funcional en pruebas de laboratorio
Con el riñón dentro del bioreactor, los investigadores realizaron pruebas para medir su capacidad de filtrar una solución que simulaba la sangre. El órgano regenerado produjo orina rudimentaria y mostró parte de las funciones básicas del riñón, como la filtración y la reabsorción de algunos solutos. Aunque su rendimiento fue menor al de un riñón sano, representó un avance importante.

El estudio también describió una recuperación parcial de funciones clave, como la retención de proteínas y la reabsorción de glucosa. Esto indica que las células implantadas lograron organizarse dentro del andamio natural y retomar parte del comportamiento normal de los túbulos renales.

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