Los antidepresivos tricíclicos, como la amitriptilina o la nortriptilina, solían recetarse para la depresión, la ansiedad o el dolor crónico. Estos medicamentos conllevan riesgos cardíacos significativos, especialmente para las personas mayores de 60 años.
Pueden causar latidos cardíacos irregulares, fluctuaciones en la presión arterial e incluso una afección peligrosa llamada bloqueo cardíaco. Con el tiempo, interfieren con las señales eléctricas que controlan el ritmo cardíaco, lo que las hace especialmente peligrosas para los adultos mayores que ya padecen arritmias.
Descongestionantes: riesgos cardiovasculares ocultos
Los descongestionantes como la pseudoefedrina y la fenilefrina, presentes en muchos medicamentos para el resfriado y las alergias, actúan estrechando los vasos sanguíneos. Sin embargo, también estrechan los vasos sanguíneos de todo el cuerpo, incluidos los que irrigan el corazón.
Esta acción aumenta la presión arterial y obliga al corazón a trabajar más. Para las personas mayores, esta presión adicional puede ser peligrosa, especialmente si padecen hipertensión o cardiopatías preexistentes. Estas pastillas también pueden provocar latidos cardíacos irregulares o palpitaciones.