Los descongestionantes como la pseudoefedrina y la fenilefrina, presentes en muchos medicamentos para el resfriado y las alergias, actúan estrechando los vasos sanguíneos. Sin embargo, también estrechan los vasos sanguíneos de todo el cuerpo, incluidos los que irrigan el corazón.
Esta acción aumenta la presión arterial y obliga al corazón a trabajar más. Para las personas mayores, esta presión adicional puede ser peligrosa, especialmente si padecen hipertensión o cardiopatías preexistentes. Estas pastillas también pueden provocar latidos cardíacos irregulares o palpitaciones.