En los últimos años, varios estudios han comenzado a analizar la relación entre la alimentación y el desarrollo de enfermedades neurodegenerativas. Uno de los más recientes, publicado en 2024 en el Journal of American Nutrition, arrojó resultados sorprendentes acerca del consumo de huevos y la incidencia de la demencia en adultos mayores.
El estudio y sus hallazgos
La investigación evaluó a más de 1.000 personas mayores de 81 años durante un período de 7 años. Se observó que quienes consumían al menos un huevo entero por semana presentaban hasta un 47% menos de probabilidades de desarrollar demencia senil en comparación con quienes no lo hacían.
Un aspecto clave del estudio fue que el beneficio solo se obtenía al comer el huevo completo, es decir, con clara y yema. Aquellas personas que solo consumían claras no mostraron la misma reducción del riesgo.
El papel de la colina
El componente decisivo presente en la yema es la colina, una sustancia esencial que participa en la producción de acetilcolina, un neurotransmisor fundamental para los procesos de memoria y aprendizaje.
Cada yema aporta aproximadamente 150 mg de colina, lo cual representa una cantidad significativa para cubrir las necesidades semanales del organismo. Una ingesta regular de este nutriente contribuye a:
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Mejorar la capacidad de aprendizaje en personas jóvenes.
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Mantener la memoria activa y reducir el riesgo de deterioro cognitivo en adultos mayores.
Además, la yema también contiene ácidos grasos omega 3, que favorecen la salud cerebral y cardiovascular.