Un método rústico y antiguo.
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Toma una caja o frasco de vidrio.
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Coloca una capa de ceniza de madera bien seca en el fondo.
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Añade las cabezas de ajo y cúbrelas nuevamente con ceniza.
La ceniza absorbe la humedad y evita la germinación.
Consejos prácticos
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Selecciona solo cabezas de ajo sanas y firmes.
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No laves el ajo antes de almacenarlo.
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Conserva entre 0 y 10 °C.
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Revisa periódicamente y retira los dientes dañados.
Conclusión
Con estas técnicas naturales puedes mantener tu ajo fresco, firme y sin germinación durante varios meses o incluso todo un año. Esto reduce el desperdicio y te asegura tener siempre a mano un ingrediente esencial en la cocina y un aliado para la salud.