Esta técnica es ideal para crear adornos duraderos, recuerdos sentimentales o incluso regalos personalizados hechos con tus propias manos.
Materiales
Flores frescas o secas (rosas, margaritas, lavandas, etc.)
Frasco de vidrio o botella con tapa hermética
Aceite para bebé o aceite mineral
Lápiz o palito fino
Opcional: etiqueta decorativa, cinta o cuerda rústica
Procedimiento
Seleccioná las flores adecuadas:
Elegí flores que estén en buen estado, preferentemente pequeñas o medianas. Evitá las que tengan pétalos muy gruesos o húmedos, como tulipanes o peonías, ya que no conservan bien su forma en aceite.
Prepará el frasco:
Lavá el frasco con agua y detergente, y asegurate de secarlo por completo. Cualquier rastro de humedad puede arruinar la conservación y favorecer la aparición de hongos.
Colocá las flores:
Introducí las flores dentro del frasco con mucho cuidado. Si el cuello es angosto, podés ayudarte con un lápiz o palito para acomodarlas. Distribuílas de forma que queden bien visibles y equilibradas.
Agregá el aceite:
Llená el frasco lentamente con aceite para bebé o aceite mineral hasta cubrir por completo las flores. El aceite no solo actúa como conservante, sino que también realza los colores y la textura natural de las flores.
Cerrá y decorá:
Cerrá bien el frasco con su tapa para evitar el ingreso de aire. Si querés, podés decorarlo con una etiqueta, cinta o tela rústica para darle un toque personalizado. Colocalo en un lugar fresco y alejado de la luz solar directa para evitar que las flores se decoloren.
Consejos útiles: