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Si querés darles un toque especial, podés rellenarlas con dulce de leche y armar alfajorcitos de maicena.
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Una vez frías, espolvorealas con azúcar impalpable para una presentación más tentadora.
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Para una versión más aromática, reemplazá la esencia de vainilla por esencia de coco o de almendras.
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Se conservan muy bien en frascos herméticos por varios días, y también se pueden freezar crudas (ya cortadas) para hornear cuando quieras.
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Si necesitás una opción sin lácteos, podés probar reemplazando la manteca por margarina vegetal apta.
Livianas, libres de gluten y súper rendidoras, estas galletitas son una opción ideal para disfrutar en casa o compartir.
Una receta simple y sabrosa que siempre queda bien.