No basta con romper los huevos y mezclarlos rápido. Para una textura uniforme y cremosa:
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Utiliza un batidor manual o un tenedor y remueve enérgicamente hasta integrar yemas y claras.
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Añade un poco de leche o nata líquida: esto ayuda a obtener huevos más esponjosos y ligeros.
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Incorpora aire durante el batido, pero sin exagerar.
La sartén ideal
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Una sartén antiadherente de tamaño medio permite una cocción uniforme y evita que los huevos se peguen.
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Usa una espátula de silicona para movimientos suaves sin dañar la sartén.
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Calienta la sartén a fuego bajo o medio-bajo antes de añadir los huevos, asegurando que se cocinen lentamente y conserven la textura cremosa.
Mantequilla: sabor y suavidad
La mantequilla aporta suavidad y evita que los huevos se resequen. Derrítela lentamente antes de verter la mezcla.
Alternativa: un chorrito de aceite de oliva virgen extra para una versión más ligera.
Cocción lenta y paciencia
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Cocina siempre a fuego bajo. Los huevos cocinados a fuego alto pierden cremosidad y quedan secos.
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Remueve suavemente con la espátula, haciendo movimientos circulares desde los bordes hacia el centro.
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Los huevos deben quedar ligeramente húmedos y sedosos; el calor residual los terminará de cocer fuera del fuego.