- Este método permite un control preciso sobre la cantidad de hierro que se aplica a las plantas.
- Es ideal para plantas en macetas o en áreas pequeñas del jardín.
- La solución se puede almacenar y utilizar según sea necesario.

2. Inserción Directa de Clavos en el Suelo
Este método es más sencillo y consiste en colocar los clavos oxidados directamente en el suelo o en el platillo debajo de la maceta. Es especialmente útil para plantas que requieren un suministro constante de hierro.
Instrucciones:
- Preparación de los Clavos:
- Seleccione clavos oxidados de tamaño mediano o grande.
- Limpie ligeramente los clavos para eliminar cualquier residuo superficial, pero no retire el óxido, ya que es la fuente de hierro.
- Colocación en el Suelo:
- Para plantas en macetas, inserte entre 5 y 10 clavos alrededor del perímetro de la maceta, enterrándolos a una profundidad de 2 a 3 centímetros.
- Asegúrese de que los clavos estén distribuidos uniformemente para que el hierro se libere de manera equilibrada.
- Para plantas en el suelo, coloque los clavos alrededor de la base de la planta, a una distancia de 5 a 10 centímetros del tallo principal.
- Riego:
- Riegue las plantas como de costumbre. El agua ayudará a liberar el óxido de hierro de los clavos, permitiendo que las raíces lo absorban gradualmente.
Ventajas:
- Este método es ideal para plantas que requieren un suministro constante de hierro.
- Es más adecuado para jardines grandes o plantas en el suelo.
- No requiere preparación adicional, lo que lo hace más conveniente.