La maracuyá, también conocida como fruta de la pasión, maracuyá o granadilla, es el fruto de la flor de la pasión. Es originaria de Brasil, pero ahora se cultiva en muchas otras zonas del mundo: no solo en Sudamérica, sino también en África, Asia y Nueva Zelanda, en todos los países con clima tropical o subtropical. Por ello, también es bastante fácil de encontrar en Italia. Es de tamaño mediano a pequeño, de forma redonda u ovalada, y su piel exterior es firme y lisa, con un color que va del morado vibrante o el marrón oscuro al amarillo brillante. Algunas variedades también presentan una combinación de colores que crea un exterior colorido. En su interior, contiene una pulpa jugosa llena de semillas comestibles. Su color suele ser amarillo brillante o naranja, con una consistencia gelatinosa. Su sabor es una exquisita mezcla de notas agridulces, a menudo descrita como una explosión tropical de placer picante.
Existe en numerosas variedades, cada una con una combinación única de sabores y texturas, pero dos son reconocidas comercialmente:
Maracuyá morado (Passiflora edulis): se caracteriza por su piel exterior de color morado oscuro o marrón. Su pulpa es aromática, picante y dulce a la vez. Se puede consumir fresco, solo o en diversas recetas.
Maracuyá amarillo (Passiflora edulis flavicarpa): tiene una piel exterior de color amarillo brillante. Es ligeramente más grande que el maracuyá morado y tiene un sabor más ácido y cítrico. El maracuyá amarillo suele ser el preferido por su jugo, que se utiliza en bebidas, postres y recetas de inspiración tropical.
