En los últimos años, la sal rosada del Himalaya se ha vuelto muy popular en cocinas y dietas de todo el mundo. Con su característico color y la fama de ser “más saludable”, muchos consumidores la eligen creyendo que ofrece beneficios únicos. Sin embargo, detrás de esta fama hay mitos, exageraciones y ciertos riesgos que conviene conocer antes de incluirla en tu alimentación diaria.
¿De dónde viene realmente la sal rosada?
A pesar de su nombre, la sal del Himalaya no proviene de las cumbres de estas montañas. En realidad, procede de una sola mina ubicada en Pakistán, en un terreno que en la antigüedad fue el fondo de un mar con altos niveles de metales pesados. Este detalle explica su color rosado, pero también pone en evidencia que no es un producto tan “puro” como suele promocionarse.