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Marinar las costillas:
Coloca las costillas en un recipiente grande, sazónalas con sal y pimienta, y exprime sobre ellas el jugo de los limones.
Mezcla bien y deja marinar durante al menos 2 horas en el refrigerador para que absorban todo el sabor. -
Preparar el glaseado agridulce:
En una cacerola, calienta el aceite de oliva y sofríe el ajo y la cebolla hasta que se doren ligeramente.
Añade el vinagre y el azúcar moreno, mezclando bien hasta que se disuelva.
Incorpora el resto de los ingredientes del glaseado: el extracto de tomate, el pimentón, la salsa inglesa, la canela y los clavos.
Cocina a fuego bajo durante unos minutos hasta que espese ligeramente.
Luego, licúa el glaseado hasta obtener una textura suave y homogénea. Reserva. -
Hornear las costillas:
Coloca las costillas marinadas en una bandeja para horno y cúbrelas completamente con papel aluminio.
Hornea en horno precalentado a 180°C durante 1 hora y 30 minutos. -
Glasear y dorar:
Pasado ese tiempo, retira el papel aluminio, vierte el glaseado por encima y vuelve a hornear por 20 minutos más, sin cubrir, hasta que la superficie quede caramelizada y brillante. -
Servir:
Saca las costillas del horno, deja reposar unos minutos y ¡prepárate para disfrutar!
Acompaña con arroz blanco, puré de papas o una ensalada fresca.
💡 Consejos y trucos
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Si prefieres un toque más picante, añade una pizca de chile o salsa tabasco al glaseado.
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Puedes preparar la salsa con anticipación y guardarla en la nevera hasta por 3 días.
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Para un acabado más crujiente, gratina las costillas los últimos 5 minutos del horneado.
⭐ Resultado final
Unas costillas de cerdo agridulces tiernas, jugosas y con una capa brillante que combina a la perfección el sabor intenso del cerdo con el equilibrio del dulce y ácido. ¡Una receta digna de restaurante, pero hecha en casa!