- Corta un esqueje de una vid madura (de unos 20-25 cm).
- Quita las hojas inferiores y deja solo dos o tres brotes en la parte superior.
- Sumerge la base en agua durante unas horas.
- Plántalo en una maceta con tierra fértil y drenaje.
- Riega ligeramente y colócalo en un lugar cálido y soleado.
En pocas semanas, el esqueje empezará a enraizar y crecer.
🪴 5. El sustrato ideal para la vid
La vid no es exigente, pero prefiere suelos ligeros, sueltos y bien drenados.
Mezcla recomendada:
- 50% tierra de jardín o tierra negra
- 30% arena gruesa o perlita
- 20% compost o humus de lombriz
Evita los suelos arcillosos o muy húmedos, ya que el exceso de agua puede pudrir las raíces.
💡 Truco: coloca piedras pequeñas o grava en el fondo de la maceta para asegurar un drenaje perfecto.
💧 6. Riego: la clave del equilibrio
El exceso de agua es el enemigo número uno de las vides.
Estas plantas resisten bien la sequía, pero no toleran el encharcamiento.
Consejos de riego:
- Riega solo cuando la tierra esté seca al tacto.
- En verano, cada 3 a 4 días suele ser suficiente.
- En invierno, reduce los riegos.
- Evita mojar las hojas para prevenir hongos.
🌿 Recuerda: es mejor regar poco y a profundidad que mucho y superficialmente.
🌸 7. Fertilización natural
Las vides agradecen un aporte moderado de nutrientes durante la temporada de crecimiento (primavera y verano).
Abonos naturales recomendados:
- Compost orgánico o estiércol bien descompuesto.
- Cáscaras de plátano (aportan potasio).
- Cáscaras de huevo trituradas (fuente de calcio).
- Infusión de cáscaras de papa o agua de arroz.
Aplica una pequeña cantidad cada 30 días alrededor de la base de la planta.
Evita los fertilizantes químicos en exceso: pueden provocar crecimiento rápido pero sin frutos.