La postura en la que descansas puede ser clave. Dormir boca arriba favorece la redistribución de líquidos hacia el centro del cuerpo, lo que aumenta la actividad de los riñones. En cambio, dormir de lado, especialmente sobre el lado izquierdo, alivia la presión sobre la vejiga y mejora la circulación.
La influencia de la temperatura y el microclima de tu habitación
Un dormitorio demasiado cálido o demasiado frío puede alterar las fases profundas del sueño.
Con calor: tu cuerpo no logra bajar su temperatura central y permanece en un sueño ligero.
Con frío: se activa la llamada “diuresis por frío”, que hace que los riñones produzcan más orina.
Lo ideal es mantener la habitación entre 18 y 20 °C y usar ropa de cama transpirable.
El estrés y los despertares nocturnos
La madrugada es un momento crítico para el sistema nervioso. Entre las 2 y 3 a.m., el cuerpo entra en una fase en la que la mente procesa preocupaciones y emociones. El estrés acumulado durante el día puede expresarse justamente en este horario, provocando microdespertares que rompen el descanso.
Consejos para dormir de corrido
