Desapareció, y 15 años después su madre la encontró en casa de un vecino. Esto conmocionó al país…

El 15 de septiembre de 2017, a las 11 de la mañana en un barrio popular de Monterrey, se escuchó un grito que paralizó a todos los vecinos de la calle Juárez, un grito que contenía 15 años de dolor, esperanza y una persistencia que desafió todos los pronósticos.

María Teresa Morales acababa de encontrar a su hija Ana tras una década y media de búsqueda incansable. Ana Morales, desaparecida a los 19 años y ahora de 34, se encontraba viva en una habitación oculta dentro de la casa de Rogelio Fernández, el vecino que vivía a solo 50 metros de la casa de su familia. El mismo hombre que, durante todos esos años, había ofrecido ayuda en la búsqueda, se había interesado por el progreso de la investigación y había consolado a María Teresa en sus momentos más difíciles.

Ana estaba demacrada, desorientada, con canas prematuras y una mirada que reflejaba años de confinamiento. Pero al ver a su madre, se le llenaron los ojos de lágrimas y murmuró las palabras que María Teresa había soñado oír durante 15 años: «Mamá, sabía que me ibas a encontrar».

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