Me gusta servir este pastel en una tarde fresca, acompañado de una taza de té o café caliente. En verano, una porción fría con una bola de helado de vainilla es un verdadero placer. En invierno, un chorrito de salsa de caramelo o crema batida por encima la convierte en el postre perfecto para una velada familiar.
Notas: El pastel se conserva bien tapado en el refrigerador hasta por dos días.
Se puede recalentar rápidamente en el microondas para recuperar la textura cremosa del pudín.
Conclusión: Esta receta combina sabores y texturas de una manera que siempre alegra el día; por eso la preparo con tanto cariño, para quien desee un dulce consuelo en cualquier momento.