Conclusión
Después de más de medio siglo, la metformina vuelve a sorprendernos. El presente estudio, muestra que parte de su acción depende del cerebro y, en particular, de la proteína Rap1. Este descubrimiento cambia la forma en que entendemos un medicamento que parecía completamente conocido.
Esta nueva mirada no solo ayuda a explicar por qué algunas personas responden mejor que otras, sino que también abre caminos para mejorar los tratamientos actuales. Comprender cómo el cerebro regula el metabolismo permite imaginar fármacos más precisos y personalizados.